Mi historia comienza en Soka, una pequeña aldea cercana a Ascalon...
Era un día caluroso, yo estaba entrenando mi estocada, cuando en de repente y debido al calor que hacía, 45 grados a la sombra de un bellotero que daba bellotas como puños, un viajero cayó victima de la deshidratación. Lo llevé a la granja de mi familia para darle cuidados.
Cuando recobró el conocimiento, comentaba algo sobre un mensaje importante para Ascalon, buscando entre sus pertenencias encontré un mensaje que avisaba del asentamiento de hordas de Charr al norte de Ascalon. Sin duda un mensaje demasiado importante para esperar a que el viajero se recuperara. Así fue como abandoné mi hogar para ir a salvar Ascalon.
Tras varios días de viaje llegué a las puertas de la ciudad, una dulce niña correteaba mientras tocaba una flauta travesera. Me dirigí a un guardia para contarle la situación y enseguida me escoltó para hablar con el príncipe Rurik, quien lo iba a pensar, yo un simple granjero hablando con un príncipe. Le puse al corriente de las noticias y decidió que por mi valentía me había ganado un puesto para luchar a sus ordenes, algo que yo acepté encantado.
Mientras se preparaba la ofensiva contra los Charr, yo me dediqué a ayudar a todo aquel que necesitara ayuda, ya fuese un ataque Grawl como recuperar una flauta de una niña. Un día paseando me crucé con una monje llamada Sirgis Maddog, también formaba parte del grupo seleccionado por Rurik para la ofensiva y empezamos a vivir aventuras juntos desde aquel día.
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